Por:
Rafael Matos Féliz
Conocimos,
para el final del 2005, que el Senador Sucre Muñoz había logrado gestionar una
ley especial (Ley 212-04) que declaraba a Barahona como “Provincia
Ecoturística”. Esa información se conoció cuando el propio Senador presentó la
ley en el salón de reuniones de un hotel de esta ciudad. La ley había sido
promulgada para julio del 2004, sin embargo, se dio a conocer cerca de año y
medio después.
Se comentó que eso se debió
a que el Senador estaba esperando el inicio de la campaña política para las elecciones
congresuales y municipales del 2006 y que como buscaba ser relecto en su curul
por su partido, esperó para presentar algo positivo de su gestión y así ser
tomado en cuenta de nuevo. Hecho este que posteriormente no ocurrió.
Al conocer sobre la ley,
tanto el Clúster Turístico como la Dirección del CURSO-UASD se interesaron por
la misma e iniciaron gestiones para poner en ejecución lo estipulado en dicha
ley. Se contactaron a todos los representantes de las instituciones que debían
formar parte del Consejo de Desarrollo Ecoturístico de la Provincia (CODEPROBA)
y se les convocó, por medio del Senador y la Gobernación, para conformarse como
Consejo e iniciar las acciones para convertir a Barahona en Provincia
Ecoturística.
Se hizo una asamblea del
Consejo para la elección del Director Ejecutivo y en la misma, el Senador
propuso a su hijo como Director. Propuesta que fue rechazada porque era
violatoria a la propia ley, debido a que el Director Ejecutivo debía ser
elegido dentro de los miembros del Consejo y su hijo no era miembro del mismo.
El Senador argumentaba que
su hijo lo iba a representar en las reuniones cuando él no pudiera asistir. Se
le argumentó en contra, que esa representación era como vocero del Consejo,
pero que una misma persona no podía tener dos funciones al mismo tiempo. Luego
de algunas aclaraciones y propuestas, la asamblea eligió como Director
Ejecutivo a quien escribe este artículo, quien representaba a la UASD en el
Consejo.
Preparamos un reglamento
para poner en ejecución la ley y el mismo fue aprobado en una asamblea del
Consejo. De inmediato nos pusimos a preparar un plan de trabajo acerca de las
obras, proyectos y acciones que el Consejo debía llevar a cabo para cumplir el
mandato de la ley. Dentro del plan se ideó el circuito ecoturístico que
relacionaba a Bahoruco, La Ciénaga, Paraíso, Cachote, El Platón, La Lanza y
Polo.
Junto a lo indicado más
arriba, se iniciaron las acciones que pudieran hacer conseguir, del presupuesto
de la nación, los recursos previstos por la ley (que consistían en 100 millones
de pesos por 6 años seguidos) y para eso debíamos contar con el apoyo total del
Senador, y sin pérdida de tiempo buscamos su apoyo.
Fuimos al Congreso (la
Gobernadora y quien suscribe) y allí hablamos con el experto en presupuesto,
Guarocuya Félix. El señaló que como la ley era especial se debían seguir unos
pasos para la consecución de los recursos y nos dijo cuáles eran esos pasos. Pero
al final nos quedamos solos, pues el interés del Senador cayó totalmente y aún más,
cuando fue dejado fuera de la boleta de su partido para las elecciones. Esta
situación determinó que tuviéramos que esperar la elección del nuevo Senador,
que recayó sobre la persona del Dr. Noé Sterling.
Poco tiempo después hicimos
los contactos con el Senador electo y le hablamos todo lo concerniente a la ley
y le entregamos una copia. Le presentamos el plan de trabajo aprobado y la
necesidad de conseguir los recursos que la ley prevé para la provincia. Nos
dijo que estudiaría el caso y que luego nos pondríamos de nuevo en contacto.
Tiempo después nos señaló
que era mejor usar los recursos de la ley en rehabilitar los caminos de acceso
a las zonas cafetaleras. También nos solicitó una carta firmada por los
miembros del Consejo, en la cual se le dé plena autorización para buscar los
recursos y usarlo según la mejor conveniencia. La respuesta de la asamblea del
Consejo fue que todo debería ser como se había aprobado en los planes, y ahí
mismo se acabó todo.
No fue posible volver a
reunir el Consejo, pues en realidad se carecía de su vocero y así la Ley
212-04, a partir de ese momento, quedó en un limbo, y no hubo forma de
diligenciar los recursos previstos para la provincia. Otro sueño desarrollista
que se perdía en la penumbra de nuestras inconsecuencias.
Seguiremos en otra ocasión.
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