lunes, 6 de octubre de 2008

Zonas de Vida

Leslie R. Holdridge, después de trabajar varios años como dasónomo en la región del Caribe, encontró que, asignando parámetros de biotemperatura y precipitación, se podía determinar los límites entre las unidades superiores de la vegetación.

La zona de vida puede definirse como una unidad climática natural en que se agrupan diferentes asociaciones correspondientes a determinados ámbitos de temperatura, precipitación y humedad.

Como medida del calor se utiliza la biotemperatura media anual, que es la suma de las biotemperaturas promedio diarias (calculadas sumando las temperaturas horarias sobre 0º hasta 30º C de cada día y dividiendo entre 24). La biotemperatura indica los ámbitos de variación dentro de los cuales hay una vida vegetativa activa.

El segundo factor climático principal para determinar las zonas de vida es la precipitación. El valor que se usa para este factor es el total promedio anual de agua expresado en milímetros que cae de la atmósfera, ya sea como lluvia, nieve, granizo o cellisca. Este valor siempre se calcula a base del promedio de totales de muchos años de observación, en tanto que la precipitación tiende a variar mucho de año en año. El agua que se condensa directamente en la vegetación o en el suelo, como el rocío, no se incluye en el cálculo de la precipitación. El agua condensada del rocío o niebla, cuando es apreciable, se considera como un factor de una asociación atmosférica.

El tercer y último factor climático importante que determina los límites de la zona de vida es la humedad. La humedad está determinada por la relación en temperatura y precipitación, sin tener en cuenta las otras fuentes de humedad. El valor que sirve adecuadamente para representar la humedad es la denominada "relación de evapotranspiración potencial". La evapotranspiración potencial es la cantidad teórica de agua que la vegetación natural madura de una área devolvería a la atmósfera. El valor para la relación de evapotranspiración potencial se determina dividiendo la evapotranspiración potencial anual en milímetros entre el valor de la precipitación total anual en milímetros.

Descripción de las Zonas de Vida

Las descripciones que aparecen a continuación se refieren, en especial, a la República Dominicana y se basan en el estudio realizado en 1967 por la Unión Panamericana.


Monte espinoso Subtropical (me-S)

Las áreas más extensas de esta zona de vida se encuentran en la región suroeste del país. Una área pequeña se observa al suroeste de Baní, cruzando Arroyo Hondo, y se extiende en dirección oeste hasta la Bahía de Calderas. La línea divisoria entre el bosque seco y el monte espinoso se vuelve a localizar al este de Azua entre los parajes Hatillo y Las Charcas. Una área más extensa empieza en los alrededores de Puerto Viejo, extendiéndose en dirección noroeste, atravesando parte de la planicie de Azua, el río Yaque del Sur hasta los alrededores del lago Enriquillo.

En el sureste de Pedernales y en las inmediaciones de Cabo Rojo se observa otra área de esta zona de vida, no bien definida por estar sobre suelos calizos, y por confundirse fácilmente con el bosque seco.

En la región noroeste del país se encuentra otra área pequeña situada al pie de la loma de los Aguacates, cerca del paraje Cruce de Guayacanes.

En esta zona de vida, las condiciones climáticas están representadas por días claros en la mayor parte del año y por una escasa precipitación anual. Los vientos que recorren esta región son los vientos alisios. Estos vientos, al cambiar de dirección según la época del año, no permiten que las masas de aire cargadas de humedad se lleguen a saturar y se produzca precipitación. La precipitación generalmente proviene de lluvias convectivas, que caen principalmente durante los meses de agosto a octubre, correspondiendo a la época de mayor precipitación en la región suroeste. En Puerto Viejo (Azua), el promedio total anual de lluvias es de 455 mm.

La biotemperatura media anual se puede estimar en 22.0 °C. La evapotranspiración potencial puede estimarse, en promedio, en 130% mayor a la cantidad de lluvia total anual. En esta zona de vida las aguas de las lluvias raramente llegan a correr por el cauce los ríos.

Los terrenos correspondientes a esta zona de vida son de relieve plano a ligeramente accidentado. La elevación varía desde el nivel del mar hasta los 300 m de altura.

La vegetación natural está constituida mayormente por arbustos y plantas espinosas. Entre las principales especies que predominan en las zonas de esta formación están los cactos, tales como: guasábara (Cylindropuntia caribaea), común en la zona situada entre Azua y el lago Enriquillo; cagüey (Neoabottia paniculata), común en la zona entre el río Tábara y los alrededores del lago Enriquillo; la bayahonda o cambrón (Prosopis juliflora), común en todas las áreas de esta zona. Tambien se encuentran plantas aisladas de Capparis spp.

Las tierras de esta zona de vida solamente pueden ser utilizadas en actividades agrícolas con agua de regadío. Los terrenos que pueden ser regados corresponden principalmente a los que tienen suelos de origen aluvial. Especies de período vegetativo corto son los cultivos recomendables.


Bosque seco Subtropical (bs-S)

Las áreas ocupadas por esta zona de vida se encuentran localizadas en diferentes lugares del país. En el suroeste se extiende una faja que empieza en Enriquillo, continuando en dirección oeste, pasando por la vertiente sur de la Sierra de Bahoruco hasta la frontera con Haití, en las inmediaciones de Pedernales. En la parte norte del Procurrente de Barahona se extiende otra faja que va desde la costa del mar Caribe hasta Jimaní, entre el límite del monte espinoso y la vertiente norte de la Sierra de Bahoruco. La línea divisora entre el bosque seco y el bosque húmedo Subtropical se confunde en algunos lugares de la vertiente sur y este de la Sierra de Neyba y continúa en esta región hasta las inmediaciones de Pedro Corto y Las Matas de Farfán. El límite de esta zona de vida se extiende hacia el sureste por la vertiente sur de la Cordillera Central, desde Juan de Herrera, Padre las Casas, Baní, hasta Hato Viejo al sur de San Cristóbal. En el extremo sureste se extiende desde Cabo Engaño hasta San Rafael de Yuma. En el extremo noroeste se extiende desde Santiago hasta Monte Cristi, entre las vertientes norte de la Cordillera Central y la suroeste de la Cordillera Septentrional.

En esta zona de vida las condiciones climáticas se caracterizan por días claros y soleados durante los meses en que no llueve y parcialmente nublados durante la época de las lluvias y los meses de enero a marzo.

En la región Sur, las lluvias se presentan en dos épocas bien marcadas; la primera corresponde a los meses de mayo y junio, en que los vientos alisios dan origen a las lluvias convectivas más importantes del país, aunque no corresponden a las máximas precipitaciones que ocurren en esta región. La segunda época de lluvias corresponde a los meses de septiembre y octubre, en que llegan a ser las precipitaciones más importantes en esta región. En la región Norte, los meses de mayor precipitación son variables; en algunos lugares las principales lluvias se presentan de abril a junio y en otros durante los meses de septiembre a octubre.

Las precipitaciones varían desde 545 mm, en Puerto Escondido, hasta 980 mm en Santiago de los Caballeros. En estas áreas las lluvias a veces caen en forma de chubasco; en promedio, caen durante 51 días al año.

La biotemperatura media anual para esta zona de vida está muy cerca de los 22.5 °C y corresponde a una temperatura media anual de alrededor de 26 °C, especialmente en los lugares próximos a grandes masas de agua. En las zonas situadas a mayor elevación, la temperatura media anual puede disminuir hasta los 23 °C.

La evapotranspiración potencial para esta zona de vida puede estimarse, en promedio, en 60% mayor que la cantidad de lluvia total anual. El agua de lluvia que cae en estas áreas no llegar a correr por el cauce de los ríos, excepto la que proviene de las zonas de vida más húmedas.

Los terrenos correspondientes a esta zona de vida son de relieve variable, desde plano, cerca de la costa, hasta accidentado, en las vertientes de las cordilleras. La elevación varía desde el nivel del mar hasta los 700 m de altura.

La vegetación natural está constituida principalmente por especies de la familia Cactaceae, arbustos y algunos árboles. Entre las principales especies de esta zona de vida se encuentra la baitoa (Phyllostylon brasiliense), bayahonda o cambrón (Prosopis juliflora), aroma o cambrón (Vachellia farnesiana), el guayacán (Guaiacum officinale) y la vera (Guaiacum sanctum). Las especies de la vegetación varían según la calidad de los suelos; en ciertos lugares predominan el almácigo (Bursera simaruba) y el frijolillo (Capparis spp.), mientras que el guano (Coccothrinax argentea) y especies del género Croton (tremolina blanca - C. discolor) son las especies más comunes en otros sitios y la uva de playa (Coccoloba uvifera) es común en los suelos que están situados cerca de la costa. En las zonas donde la vegetación natural ha sido eliminada predominan las especies de cactus tales como el cayuco (Pilosocereus polygonus), alpargata (Consolea moniliformis), bombillito (Mammillaria prolifera), guasábara (Cylindropuntia caribaea), melón espinoso (Melocactus communis) y otros.

En esta zona de vida las especies nativas son de crecimiento lento en su desarrollo. La formación de nuevos rodales por regeneración natural ocurre especialmente cuando hay suficiente humedad en los suelos.

El uso de la tierra en la agricultura sin riego se encuentra restringido a las especies de período vegetativo corto por la poca duración de las épocas de lluvia. Sin embargo, la presencia de plagas y enfermedades es muy escasa y las condiciones climáticas son apropiadas para el desarrollo de actividades agropecuarias.


Bosque seco de transición a bosque húmedo Subtropical

La separación de esta zona de transición del bosque seco mismo está basada principalmente en sus condiciones climáticas y en su ubicación orográfica. En los lugares en que esta zona de vida se junta con el bosque húmedo, las precipitaciones anuales se presentan en el transcurso de 108 días. El mes de mayor precipitación, en algunos lugares, es mayo, mientras que en otros es octubre. En las zonas de transición, cuando están localizadas en áreas de mayor elevación, la biotemperatura durante cierta época del año llega a ser hasta 2 °C más baja. Este fenómeno atmosférico ayuda a mantener la humedad por más tiempo, aunque reciba la misma cantidad de lluvia que corresponde al bosque seco.

Para la identificación de esta zona de transición, la palma cana (Sabal umbraculifera) es una especie indicadora que ayuda a diferenciarla del bosque húmedo.


Bosque húmedo Subtropical (bh-S)

Las zonas de esta formación se extiende por los valles agrícolas más importantes que se encuentran en el país.

En la región Norte, el bosque húmedo Subtropical cubre los valles cuyos ríos desembocan en el Océano Atlántico. Estas áreas se extienden, desde el nivel del mar hasta los 500 metros, por el norte de las vertientes de la Cordillera Septentrional. Esta zona de vida continúa por la vertiente sur de esta cordillera, cubriendo gran parte del Valle Oriental del Cibao y los valles que se unen con la parte baja de la cuenca del río Yuna. En la península de Samaná, cubre principalmente los terrenos desde la costa hasta los 400 m. En la parte noroeste se extiende por el sur de Dajabón, abarcando los valles formados por los afluentes del río Yaque del Norte, a elevaciones desde los 400 m hasta los 800 m.

En la región del oeste cubre los valles de los tributarios del río Artibonito, por la margen izquierda, extendiéndose desde las vertientes septentrionales de la Sierra de Neyba hasta las meridionales de la Cordillera Central.

En la región Suroeste se extiende por las estribaciones meridionales de la Sierra de Neyba, a elevaciones que varían desde los 400 m hasta los 800 m. En las vertientes de la Sierra de Bahoruco cubre fajas angostas entre el bosque muy húmedo Subtropical y el bosque seco Subtropical o su zona de transición a bosque húmedo; las elevaciones varían desde el nivel del mar (Barahona) hasta los 700 m.

En el sur de las vertientes de la Cordillera Central cubre los valles de los afluentes de la cuenca del río Yaque del Sur y de los ríos Ocoa, Nizao y Haina.

En la región Sureste, abarca prácticamente todo el Llano Costero del Caribe, entre San Cristóbal, las vertientes sur de la Cordillera Oriental y San Rafael del Yuma. También comprende porciones de los valles angostos que se encuentran en las vertientes norte y este de la Cordillera Oriental.

En esta zona de vida las condiciones ecológicas son el resultado de un sistema climático complicado, influido principalmente por la presencia de los anticiclones subtropicales y la dirección de los vientos alisios, que en la mayor parte del año son dominantes. El anticiclón que tiene efectos variables y temporales es de origen continental, mientras que el anticiclón de efectos permanentes es de origen oceánico.

El período en que las lluvias son más frecuentes corresponde a los meses de abril a diciembre, variando en intensidad según la situación orográfica que ocupan las áreas de esta zona de vida. Las precipitaciones generalmente empiezan después que el anticiclón continental deja de tener influencia, dando origen a condiciones de inestabilidad atmosférica sobre la isla. Por otra parte, a partir de abril los vientos alisios que soplan del Este vienen cargados de humedad, que al pasar por la isla da orígen a lluvias, tanto convectivas como orográficas.

Las zonas que están situadas en la parte media occidental tienen un patrón de lluvia que va disminuyendo desde 1,500 mm hasta los 1,000 mm como promedio total anual y las zonas que están situadas en la parte media oriental tienen un patrón de lluvia que va aumentando desde los 1,500 mm hasta los 2,000 mm como promedio total anual.

La temperatura de esta zona de vida es variable, según la ubicación de las áreas. En los lugares cercanos a la costa y abiertos la biotemperatura media anual es de 23° a 24 °C; en los lugares de mayor elevación o próximos a las vertientes de las cordilleras la biotemperatura media anual es de 21° o menos.

La evapotranspiración potencial puede estimarse en promedio como 20% menor que la precipitación media total anual. En esta zona de vida una cuarta parte del agua de lluvia no es evapotranspirada y se pierde por escurrimiento, principalmente en los meses de mayor precipitación.

La vegetación natural original de esta formación estaba formada por bosques de regular tamaño de los que muy poco queda, por haber sido talados en su mayor parte para utilizar los terrenos en agricultura. La vegetación natural conservada está formada por pequeños rodales de segundo crecimiento distribuidos aisladamente en los potreros o a orillas de los ríos.

Las principales especies indicadoras que ayudan a identificar esta zona de vida son el roble (Catalpa longissima), especialmente en los terrenos bien drenados, y la caoba (Swietenia mahagoni), una especie muy característica de esta zona de vida. En los lugares donde los terrenos provienen de rocas calcáreas es común la palma real (Roystonea hispaniolana).

La vegetación de los pequeños rodales secundarios está constituida principalmente por especies de Juan Primero (Simaruba glauca), anón de majagua (Lonchocarpus pentaphyllus) y jagua (Genipa americana), mientras las especies más comunes en el Llano Costero del Caribe y las vertientes de la Cordillera Septentrional son guaraguao o grigrí (Bucida buceras), yaya (Oxandra lanceolata) y amacey (Tetragastris balsamifera). Los árboles aislados pertenecen ante todo a las especies de fustete (Chlorophora tinctoria), común en las zonas de Luperón, Imbert y Villa Isabel; campeche (Haematoxylon campechianum), propio de Puerto Plata y alrededores de Santiago; lirio (Hippeastrum puniceum), común en los suelos calcáreos de San Pedro de Macorís; caracolí (Pithecellobium glaucum), propio de Enriquillo, Barahona y Azua; guácima (Guazuma ulmifolia) y palo de leche (Rauwolfia nitida), comunes en el Llano Costero del Caribe y Procurrente de Barahona; penda (Citharexylum fruticosum) y córbano (Pithecellobium berterianum), común en las zonas de San José de las Matas, Santiago, La Romana y Barahona.

La vegetación de las sabanas o terrenos con suelos superficiales se caracteriza por la presencia de los arbustos peralejo (Curatella americana), hojancha (Coccoloba pubescens), memiso (Trema micrantha) y roble (Tabebuia spp.). Las zonas que tienen terrenos marginales y precipitaciones próximas al bosque seco Subtropical se caracterizan por la presencia del cajuil (Anacardium occidentale).

La vegetación de zonas pantanosas y manglares está formada principalmente por especies de drago (Pterocarpus officinalis), higo (Ficus spp.), mangle colorado (Rhizophora mangle), mangle prieto (Conocarpus erecta), mangle (Avicennia nitida) y mangle blanco (Laguncularia racemosa).

La regeneración natural de las especies nativas se produce fácilmente por la humedad existente en el terreno. Las especies de esta zona de vida en general son de un crecimiento moderado.

Los terrenos de esta zona de vida, desde el punto de vista climático, son los más adecuados para el desarrollo de las actividades agropecuarias, por la combinación óptima de temperaturas y lluvias. En estas zonas se encuentran situados los centros poblados de más alta densidad demográfica. Las actividades básicas de la mayor parte de la población son la agricultura y la ganadería. Por esas mismas condiciones climáticas, la población rural de estas zonas ha prosperado mejor que la población de cualesquiera otras zonas de vidas.


Bosque muy húmedo Subtropical (bmh-S)

Las zonas de esta formación se extienden principalmente entre las vertientes de las cordilleras Septentrional, Central y Oriental. Muchas de las áreas cultivadas del bosque húmedo se extienden hasta esta zona, lo cual dificulta algunas veces establecer el límite entre estas dos formaciones. Esta zona de vida generalmente colinda con las zonas de vida bh-S y bmh-MB.

En la región norte abarca principalmente los terrenos accidentados de la Cordillera Septentrional. En la parte noreste ocupa el Promotorio de Cabrera, extendiédose hasta el nivel del mar. En la Península de Samaná, se extiende desde los 200 metros de altura hasta las mayores elevaciones que existen en esta península.

En el Este, esta formación ocupa las vertientes de mayor elevación de la Sierra de Yamasá y la Cordillera Oriental. En el extremo este de la Cordillera Oriental se extiende sobre terrenos ligeramente accidentados hasta el nivel del mar.

En la parte sur y este de la Cordillera Central ocupa los terrenos que bordean los afluentes de los ríos Yuna, Nizao, Haina y Ozama. En la parte norte y oeste se extiende por los terrenos de los afluentes de los ríos Yaque del Norte, Dajabón y Artibonito.

Las condiciones climáticas correspondientes a esta zona de vida son variables por las influencias de los anticiclones y los vientos alisios que atraviesan el país. El régimen pluviométrico que tiene esta zona de via es parecido al del bosque húmedo Subtropical, a excepción de las lluvias orográficas más intensas. Estas lluvias, por ser de mayor duración, influyen principalmente en la composición de la flora y en la fisionomía de la vegetación. El patrón de lluvia para esta formación varía desde 2,200 mm hasta los 4,400 mm en promedio.

La temperatura de esta zona de vida varía según la ubicación de las áreas. Las que están cerca de la costa tienen como biotemperatura media anual 24 °C. Sin embargo, las zonas que están en las vertientes de las cordilleras tienen biotemperaturas medias que disminuyen hasta los 18 °C.

La evapotranspiración potencial puede estimarse, en promedio, en 60% menor a la precipitación media total anual. En esta zona de vida las 3/5 partes del agua de lluvia se pierde por escurrimiento, dando origen a que los ríos lleven agua durante todo el año.

Los terrenos de esta zona de vida, en su mayor parte, son de topografía accidentada. La elevación varía desde el nivel del mar hasta los 850 metros de altitud.

Las principales especies que ayudan a identificar a esta zona de vida son el guaraguao (Buchenavia capitata), especialmente en las cordilleras Septentrional y Oriental; y, de una manera general, el sablito (Didymopanax morototoni), el peralejo o madroño (Byrsonima spicata) y el aguacatillo (Alchornea latifolia).

La vegetación natural de esta zona de vida está constituida principalmente de las siguientes especies: membrillo o almendrito (Prunus myrtifolia), en las áreas con bosques de Los Haitises y vertiente norte de la Cordillera Central; mara o baría (Calophyllum brasiliense), cocuyo (Hirtella triandra) y cabirma (Guarea guidonia), en las áreas con bosque cerca de Jarabacoa, alrededor del pico Isabel de Torres, Península de Samaná y las vertientes de la Cordillera Oriental; palo de yagua (Casearia arborea), propio de las áreas que están cerca de Barahona y Nagua; algarrobo (Hymenea courbaril), común en las áreas de los alrededores de Bonao, La Vega y Miches; balatá (Manilkara domingensis), común en las áreas de la Península de Samaná y vertientes de las cordilleras Septentrional y Oriental; y la palma manacla (Prestoea montana), que aparece en los bosques con determinada clase de suelos. Otra de las especies comunes es el pino (Pinus occidentalis), especialmente en los suelos lateríticos.

Las condiciones climáticas que reúne esta zona de vida son favorables para una regeneración natural fácil y para un rápido crecimiento de las especies.

En términos generales, los únicos terrenos que pueden utilizarse para agricultura intensiva son los suelos de origen aluvial muy fértiles, cuyo uso es económico solamente si las especies cultivadas rinden cosechas altamente remunerativas. Los terrenos con suelos poco profundos y pendiente moderada son los más convenientes para cultivos perennes tales como cacao, caucho, ciertos árboles frutales subtropicales y, en menor proporción, café.


Bosque pluvial Subtropical (bp-S)

La ubicación de esta zona está relacionada con la posición fisiográfica que ocupan dentro del bmh-S. El área de mayor extensión se encuentra entre las nacimientos de los ríos Masipedro y Jima, alrededor de la loma Casabito. Otras zonas pequeñas están localizadas en las cordilleras Oriental y Septentrional.

La mayor precipitación que reciben estas zonas proviene, sin duda alguna, de las lluvias orográficas. La evapotranspiración potencial puede estimarse, en promedio, en 75% menor que la precipitación media anual. En esta zona de vida las 3/4 partes o más del agua de las lluvias que caen discurren por los ríos, lo que da lugar a que éstos lleven agua todo el año.

La topografía de los terrenos, en su mayor parte, es accidentada. La elevación varía desde los 400 hasta los 850 metros de altitud.

La vegetación natural está constituida por árboles, que se caracterizan por estar cubiertos de plantas parásitas y epífitas. Entre las principales especies indicadoras se encuentran el helecho arbóreo (Cyathea spp.) y el lirio (Linociera spp.).

En esta zona de vida las especies nativas tienen un crecimiento mucho más rápido que las especies del bmh-S y poseen una regeneración natural abundante.

Desde el punto de vista agrícola, ganadero y forestal, los terrenos de bosque pluvial Subtropical no tienen ningún valor debido a la excesiva humedad. Los terrenos de esta zona de vida necesariamente tendrán que estar cubiertos con su vegetación natural, como un medio de controlar el escurrimiento de las lluvias y la erosión de los suelos.


Bosque húmedo Montano Bajo (bh-MB)

La mayor parte de esta zona de vida se encuentra en las estribaciones de la Cordillera Central, entre el bh-S y el bmh-MB, sobre terrenos con topografía accidentada y suelos de baja productividad. En las sierras de Neyba y de Bahoruco los terrenos de laderas que están a más de 800 metros de altura corresponden a esta formación.

Las condiciones climáticas que reúne esta zona de vida son las más ventajosas para la vida humana y animal, aunque en el país estas áreas son poco pobladas. La escasa población se debe en parte a la baja calidad de sus suelos, falta de vías de comunicación y a que el poblador todavía no ha desarrollado técnicas apropiadas para el uso de estas tierras. Las temperaturas son moderadas, muy parecidas a las que caracterizan a un clima templado, y las lluvias, aunque irregulares, logran mantener cierta humedad en el terreno durante gran parte del año.

Las precipitaciones son más intensas desde abril hasta noviembre. La cantidad de lluvia varía según los lugares, desde los 900 hasta los 1,800 mm como promedio total anual.

Las temperaturas tienen poca variación durante el día y en cualquier época del año. Entre diciembre y febrero pueden descender hasta -1 °C, lo que da lugar a heladas eventuales. Sin embargo, la temperatura tiene una media anual que varía entre 18° y 12° C. La biotemperatura media anual para esta zona de vida tiene valores próximos a los de la temperatura media anual, debido a que ésta nunca llega a ser mayor de 30 °C, y esporádicamente inferior a -1 °C. Las condiciones térmicas que posee esta zona constituyen un factor limitante para el desarrollo de la mayoría de los cultivos sensibles a las temperaturas bajas.

La evapotranspiración potencial, en promedio, es de un porcentaje igual a la cantidad de lluvia total anual. El porcentaje de agua evapotranspirada es igual a la cantidad de lluvia que cae, lo que da por resultado que los cauces de las quebradas que nacen en esta zona de vida lleven agua solamente en los meses de máxima precipitación.

Los terrenos de esta zona de vida tienen, mayormente, una topografía accidentada. Las áreas con pendiente moderada son pequeñas y están dispersas formando valles angostos, carentes de vías de comunicación. La elevación varía desde los 800 m hasta los 2,200 m de altura.

La vegetación natural primaria está constituida principalmente por árboles de pino. Otras especies de coníferas que se encuentran especialmente en las vertientes sur de la Cordillera Central son la sabina (Juniperus gracilior) y Podocarpus buchii. Entre las principales especies de hoja ancha se encuentran Garrya fadyenii y Vaccinium cubense, propias de las áreas que están situadas cerca de Constanza y la Sierra de Bahoruco; Rapanea ferruginea, común en las vertientes de la parte norte de la Cordillera Central, cerca de Jarabacoa y San José de las Matas; y Buddleia domingensis, que es una especie que aparece en las áreas próximas al bmh-MB en la Cordillera Central.

Las especies nativas tienen una regeneración natural fácil, por la humedad en los suelos, y son de crecimiento moderado.

Los terrenos, desde el punto de vista ecológico, reúnen características óptimas para las actividades agropecuarias y forestales. Las plagas y enfermedades en las especies utilizadas son muy esporádicas. Sin embargo, las actividades agrícolas se encuentran restringidas por el factor suelo, ya que son muy reducidas las áreas que puede destinarse a la agricultura.


Bosque muy húmedo Montano Bajo (bmh-MB)

Se extiende principalmente por las estribaciones de la Cordillera Central, donde tienen su origen los afluentes de los principales ríos que existen en el país. Otras áreas se encuentran en las partes de mayor elevación de las sierras de Neyba y de Bahoruco.

Las condiciones climáticas de esta zona de vida se caracterizan por la presencia de escarchas temporales y por recibir una mayor precipitación que el bh-MB.

Se puede estimar que las precipitaciones llegan a alcanzar cantidades mayores a los 2,000 mm total anual. El régimen pluviométrico es similar al de bh-MB, aunque las precipitaciones orográficas son más intensas.

La evapotranspiración potencial puede estimarse en promedio en 55% menor que la precipitación media total anual. En esta zona de vida, cerca del 50% del agua de lluvia no es evapotranspirada, por lo que los ríos llevan agua en gran parte del año.

La topografía de los terrenos de esta zona de vida es generalmente accidentada. La elevación varía desde los 850 hasta los 2,100 metros.

La vegetación natural está constituida principalmente por especies arbóreas. Entre las principales especies indicadoras que ayudan a identificar esta zona se encuentran Garrya fadyenii, Weinmannia pinnata, Oreopanax capitatum, Brunellia comocladifolia y Didymopanax tremulum.

Las especies más valiosas del bosque natural de estas áreas están constituidas por pino y especies de hoja ancha, tales como el ébano (Diospyros ebenaster) y el almendro (Prunus occidentalis).

En esta zona de vida las especies nativas tienen una regeneración natural fácil y de un crecimiento moderado.

Desde el punto de vista ecológico, los terrenos de esta zona de vida ofrecen pocas posibilidades para las actividades agropecuarias; son netamente forestales y su vegetación natural, en algunos lugares, debe permanecer sin explotarse para controlar el escurrimiento de las lluvias y evitar la erosión de los suelos de las cuencas hidrográficas.


Bosque pluvial Montano Bajo (bp-MB)

Esta zona se encuentra en la parte oriental de la Cordillera Central, entre los afluentes de los ríos Nizao y Yaque del Norte, y en la parte occidental, entre los afluentes del río San Juan.

Esta zona de vida se caracteriza, al igual que las otras formaciones de la faja Montano Bajo, por la presencia de escarcha en ciertas épocas del año. La precipitación puede estimarse como superior a los 4,000 mm de lluvia total anual. La evapotranspiración potencial puede estimarse, en promedio, en 76% menor que la precipitación media anual. En esta zona de vida aproximadamente las 3/4 partes del agua de las lluvias no es evapotranspirada, perdiéndose por escurrimiento en los ríos.

Los terrenos de esta zona de vida tienen una topografía accidentada. La elevación varía entre los 1,600 y los 1,800 metros.

Su vegetación se caracteriza por el predominio de helechos arbóreos y la presencia de plantas parásitas y epífitas que cubren los troncos de los árboles.

Desde el punto de vista ecológico, esta zona de vida no tiene ningún valor agropecuario ni forestal. Su vegetación natural debe mantenerse inalterada.


Bosque muy húmedo Montano (bmh-M)

Está localizada principalmente en las mayores elevaciones de la Cordillera Central, donde se encuentran los picos más altos de la isla Hispaniola y del Caribe.

En esta zona de vida, las condiciones climáticas difieren del bmh-MB por ser más frecuentes las heladas. La cantidad de lluvia que recibe esta zona puede estimarse en 1,500 mm total anual.

La evapotranspiración potencial puede estimarse, en promedio, en 60% menor que la precipitación media anual.

Los terrenos, en su mayor parte, tienen una topografía accidentada. La elevación para la faja altitudinal Montano en este país empieza a los 2,100 metros sobre el nivel del mar.

La principal especie arbórea es el pino (Pinus occidentalis), el cual tiene una forma muy irregular y poca altura en esta zona de vida.

Los terrenos que ocupan terrenos con mucha pendiente deben mantenerse con su vegetación natural para proteger las cuencas de captación.

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