Por: Rafael Matos Féliz.
Continuando con la Zurza de Canoa,
como le llaman los lugareños, vamos a dilucidar en esta oportunidad otro
capítulo del desprecio, que se les tiene a los desposeídos de los bienes
materiales, aunque estos sean ricos en abundancia de las prendas morales, tales
como son la honradez, honestidad, no coger lo ajeno ni lo público y ser
personas laboriosas y de bien.
En esta oportunidad, hablaremos de
“la segunda etapa del proyecto termal”, pues para el 2013, se conformó un nuevo
consorcio de inversionistas para desarrollar el proyecto. Esos nuevos bríos
hicieron que se preparara un nuevo diseño del proyecto y ahora se proponía una
modificación presupuestaria y estructural. Se sometió la nueva propuesta al
Ministerio de Medio Ambiente y esta institución observó que los desechos a ser
producidos en la fase de construcción (durante los primeros tres años) se iban
a depositar en el vertedero de Canoa o en el de Vicente Noble.
Pero ocurre que ambos vertederos ya
habían sido notificados por el Ministerio como ilegales y con peligro de alta
contaminación por estar ubicados en los bordes de la carretera Azua-Barahona.
Por esta razón, se les pidió a los promotores del proyecto termal, que ubicaran
un vertedero que no presentara las mismas objeciones que los indicados, para
así aprobarle la solicitud de construcción.
Fue de ahí que propusimos como
posible lugar de depósito para esos desechos de la fase de construcción, al
vertedero de la alcaldía del municipio de Barahona, localizado en la zona de
Algodón entre los distritos de Palo Alto y Pescadería. De inmediato se hicieron
las diligencias para poner en conocimiento a los miembros de la alcaldía de
Barahona de las pretensiones, con relación al
proyecto de las Aguas Termales.
Se acordó un encuentro con los
miembros de la Sala Capitular y el Alcalde, y en el marco de ese encuentro, se
les presentó (en Power Point) la propuesta del proyecto. Luego de eso, el
Alcalde estableció que la alcaldía no podía usar sus vehículos para intervenir
en búsqueda de desperdicios en otra jurisdicción. Se le aclaró que eso estaba
resuelto, pues se había preparado un acuerdo para que los vehículos de Canoa y Vicente
Noble fueran los responsables del transporte de los desechos.
En un par de días se nos llamó para
que conversáramos con una comisión de dos regidores (uno de ellos reelecto y el
otro no, pero que es ingeniero), para hablar sobre la aprobación de la Carta de
No Objeción, para el uso del vertedero por parte del Proyecto Termal. En el
encuentro, los regidores nos dijeron que ya se había aprobado la solicitud,
pero que se hacía necesario que el proyecto le donara al Ayuntamiento una Pala Mecánica, un Buldócer y una Retroexcavadora, pues según
dijeron “las basuras” de ese proyecto iban a hacer más difícil el manejo del
vertedero y por ello requerían de esos equipos.
Nos quedamos anonadados con esa
petición, pero como no somos dueños de ese proyecto, de inmediato llamamos al
promotor y se le puso al habla con los regidores. Escuchamos argumentos,
justificaciones y luego, al volver a hablar con el promotor nos dijo que se les
ratificara a los regidores que el proyecto estaría dispuesto, después de concluir
la obra, de disponer de algunas maquinarias para la alcaldía. Los regidores
fueron enfáticos al decir que los equipos deben ser entregados primero, sino
nananina.
Ahí mismo, volvió a morir el sueño de un gran proyecto para esta
desdichada provincia y región. Pero lo bueno de todo eso es que se habla de
“desarrollo” y en realidad, lo que se hace es ser el mayor obstáculo para el
verdadero desarrollo, el que es sostenible. Porque ese beneficia a los
excluidos, a los desamparados de las políticas públicas y crea realce en las
regiones apartadas, pero para desgracia y desdicha, ese desarrollo no crea
crecimiento económico personal ni grupal para los buscavidas, pues sus
decisiones se basan siempre en ¿dónde está lo mío?.
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