viernes, 3 de marzo de 2017

Para todas las mujeres del mundo

Por: Sonia Vargas
Desde finales del siglo XIX, se celebra en el mundo el Día Internacional de la Mujer, como homenaje a la lucha permanente que ha tenido que llevar el género femenino para ocupar un lugar destacado en la sociedad.

No sólo nos debemos limitar a celebrar ese día sin saber que este se ha convertido en un día comercial, como el día de la secretaria o de las madres, “hasta nos felicitan ese 8 de marzo”, no estoy en contra de los afectos, de la expresiones de cariño amor o como le digan, pero el día Internacional de la mujer va mas allá de la limitaciones y festejos mediáticos que les quieran hacer o convertir.

La palabra Feminismo aparece en la lengua francesa a partir de 1837, para definir la doctrina que define la extensión de los derechos y papel de la mujer en la sociedad.La doctrina feminista, desde su surgimiento ha ido acompañada de acciones múltiples en la lucha por defender los derechos de las mujeres y su papel en la sociedad.

Simone Beavouir, quien se atrevió a enfrentar esas limitaciones cuando en 1949 y publicó un libro que la iglesia satanizó porque lo consideraba, entre muchos calificativos que les dieron, una aberración.

Esta fue la obra escrita mas controversial en el siglo XX, (Deuxieme sexe), Segundo Sexo de la feminista, filófosa y escritora francesa Simone Beauvouir. Se le consideró unas de las obras más relevantes de la época. La autora comienza a reflexionar cuando analiza la propuesta de su esposo Sartre sobre lo que había significado para ella ser mujer.

A Beauvoir se le reprocha el haber negado la diferencia entre mujeres y hombres, dentro de la igualdad como derecho humano; o el hecho de idealizar desde posturas sartrianas existencialistas la defensa de la igualdad de oportunidades de la mujer, en vez de remitirse a la puesta en práctica de los más elementales derechos humanos aplicados , a la mujer, en materia de empleo, igual salario por igual trabajo, participación plena en el poder y en la toma de decisiones, igualdad de educación, etc.

Pero los aciertos de la obra de Simone de Beauvoir son claros cuando afirmo categóricamente que ni la biología, ni la psicología, ni el materialismo histórico definen el destino de la mujer, determinándola a ser inferior al varón y conduciéndola a ser relegada: la mujer es un ser humano con la misma dignidad y derechos que el varón. También acierta al desarrollar y promover el papel de las mujeres en la sociedad, al exigir una formación intelectual y profesional; así podrá tener otro tipo de intereses y de posibilidades de ganarse la vida que no sea sólo el contraer matrimonio, como si éste fuera su "única carrera" y la exclusiva justificación de su existencia.

Propugna que se den responsabilidades a las mujeres, que tengan autonomía económica para que puedan desarrollar sus capacidades en igualdad de oportunidades. En el terreno del amor y de las relaciones entre mujeres y hombres propone considerarse ambos, uno a otro, como semejantes y tratarse con mutuo respeto: "En los dos sexos se desarrolla el mismo drama de la carne y el espíritu, de la finitud y la trascendencia; a ambos les roe el tiempo, los acecha la muerte; ambos tienen la misma necesidad esencial uno del otro; y pueden extraer de su libertad la misma gloria; si supiesen saborearla, no sentirían la tentación de disputarse falaces privilegios; y entonces podría nacer la fraternidad” .

Simone de Beauvoir realizó un esfuerzo de investigación histórica, literaria, psicoanalítica y antropológica sin precedentes en torno a la situación de la mujer, e impulsó la bandera del trato de igualdad para mujeres y hombres. Tuvo el mérito de apuntar desde el existencialismo sartriano unas reivindicaciones de los derechos humanos de las mujeres que hasta entonces no se habían planteado de forma sistemática. Pero sabemos que en su vida personal y afectiva tanto ella como Sastre (su esposo y unos de los más grandes filosofos,escritores de la época), fue menos heroica y resistente de lo que dejaron creer, que instrumentalizaron amores y amistades, que ella tardó en comprender la argumentación feminista. La perspectiva de las mujeres reales se desdibujó en ese intento personal de auto explicarse desde una bandera ideológica.

De ahí que las tesis de Simone de Beauvoir, retomadas por el feminismo norteamericano de los años setenta, hayan influido en carencias o limitaciones del modo de concebir la liberación de la mujer. Así, la desvalorización de la maternidad que hace De Beauvoir llevó a despreocuparse de dar soluciones a la dificultad de conciliar vida profesional y atención a la familia. Igualmente, en el terreno del amor, su modelo de las relaciones entre hombres y mujeres ha estimulado la igualdad, pero, en vez de favorecer un amor de más calidad, ha justificado una concepción de la libertad sexual que tantas veces ha desvalorizado esas relaciones, ha rechazado el compromiso y ha sido fuente de frustración.

Hoy se defienden posturas contenidas en El segundo sexo, desde opciones intelectuales similares al existencialismo de De Beauvoir. Sin embargo, cerramos el siglo XX con un verdadero cambio cualitativo en el discurso: se ha pasado de hablar de feminismo como antidiscriminación a hablar de la "perspectiva de igualdad de género"; se ha pasado -a nivel conceptual, al menos- de considerarlo un problema propio de las mujeres, a resolver por ellas, a verlo como un problema de todos: un problema de gobierno, un problema de desarrollo y política social. Porque la defensa de los derechos humanos de las mujeres no es un movimiento que afecte sólo a sus militantes. Tanto sus efectos como sus causas inciden en la sociedad moderna entera, porque forman parte de las políticas democráticas de gestión en su fase más avanzada.

Así que invito a todas las mujeres del mundo, porque no me quiero limitar ni las quiero limitar a leer esta maravillosa obra, de esa feminista y defensora de los derechos y la igualdad de las mujeres, más trascendental del siglo pasado, hoy una de las obras más consultadas en todos los movimientos feministas.

"No se nace mujer, se llega a serlo"
Simone Beavouir.

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